Los sólidos de Justiniano I y de Leovigildo. La memoria de Roma a través del Mediterráneo
DOI:
https://doi.org/10.24197/ha.XLIV.2020.373-420Palabras clave:
Numismática, Bajo Imperio Romano, Imperio Bizantino, Reino visigodo de Toledo, tremísResumen
A partir del siglo III los emperadores romanos hubieron de hacer frente a la crisis por la que atravesaba el Estado. Uno de los aspectos más endebles del sistema era el económico y, para solucionarlo, los emperadores llevaron a cabo una serie de reformas monetarias; la que perduraría en el tiempo –más allá de la desintegración del Estado Romano a mediados del siglo V- sería la efectuada por Constantino I, continuadora de otra reforma anterior liderada por Diocleciano. Este cambio en el sistema monetario estuvo vigente en nuestra Península, ya bajo el dominio visigodo, hasta bien entrado el siglo VII. Asimismo, se mantuvo también en el Imperio Bizantino, heredero del Imperio Romano y posicionado con fuerza en el otro extremo del Mediterráneo. En el estudio se analizan las semejanzas y diferencias de ambos sistemas monetarios –el visigodo y el bizantino-, haciendo particular referencia a la acuñación de sólidos. Su acuñación tomó como modelo el sistema monetario romano creado a partir de la reforma de Constantino I.
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