Printing and the Protestant Reformation: The Example of Religious Books in Lorraine (16th–17th Centuries)

Abstract

Lutero consideraba que la imprenta era el mayor invento de Dios, y con razón: a diferencia de sus predecesores, pudo difundir sus ideas rápidamente gracias a los tipos móviles inventados por Gutenberg. Quince días después de publicar sus 95 tesis, el Sacro Imperio Romano Germánico fue informado, y Europa un mes más tarde. En Lorena, y más concretamente en Metz, el estudio del papel del libro en la difusión de la Reforma protestante en los siglos XVI y XVII sigue siendo difícil debido a la falta de investigaciones. El trabajo de Philip Benedict, basado en los inventarios post mortem de los calvinistas de Metz, permite sin embargo analizar las prácticas de lectura y el consumo de libros religiosos. Se abordan tres ámbitos: la distribución de los lectores, la producción de libros (locales o importados) y su consumo, en particular en la región de Metz. Aunque los primeros impresos reformistas (Flugschriften, ocasionales) no estaban muy difundidos, las principales obras del calvinismo se impusieron rápidamente: la Biblia, el Libro de los Mártires, la Institución de Calvino, catecismos. En el siglo XVII, La Práctica de la Piedad de Lewis Bayly tuvo un éxito considerable. La imprenta fomentó así una forma de religiosidad más interior y autónoma, basada en la lectura personal en lengua vernácula, y contribuyó en gran medida a la difusión de la Reforma en Lorena.