El prólogo de Venancio Fortunato a la Vida de Santa Radegunda frente a los de Baudonivia y Hildeberto de Lavardin
Palabras clave:
Santa Radegunda, biografías de la santa, prólogos de las biografías, singularidad del Prólogo de Venancio Fortunato, la mujer y la superación de su propio sexo, mujeres disfrazadas de hombresResumen
De santa Radegunda (520-587) nos han llegado tres biografías: dos de ellas escritas por autores que convivieron con la santa (Venancio Fortunato, íntimamente ligado a Radegunda y al monasterio de la santa Cruz, y Baudonivia, monja del propio monasterio) y una tercera, escrita en el s. XII por Hildeberto de Lavardin. Las tres van precedidas de sendos Prólogos, pero, mientras que el de Baudonivia y el de Hildeberto (y lo mismo los que el propio Fortunato puso al frente de las biografías de santos obispos escritas por él) se atienen a las ideas tópicas de la hagiografía al uso (el biógrafo escribe por mandato de un superior a quien está dedicada la "Vida" y se considera poco dotado para llevar a buen término su empresa, pero prefiere pasar por mal escritor antes que por desobediente, al tiempo que confía en la buena voluntad de los destinatarios), el Prólogo que Fortunato antepone a la biografía de Radegunda gira exclusivamente en torno a una idea (que con el tiempo también se convertirá en tópica): la mujer sólo llega a la santidad (una vez concluida la etapa de las persecuciones y, por consiguiente, al no poder sufrir el martirio) a través de la superación y hasta el aniquilamiento de su propio sexo, es decir, a través de la asimilación de su sexo al sexo de los hombres: lo que se corrobora con múltiples ejemplos de mujeres que, disfrazadas de hombres, entraron en monasterios masculinos y en ellos permanecieron hasta su muerte.
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